A la entrada de León
hay una inmensa laguna
donde se lavan las guapas,
porque feas no hay ninguna.
Resalada, dímelo.
Dímelo, resaladina,
dónde tienes el amor;
se fue a Cuba y no volvió.
A tu madre le voy a decir
que no sabe leer,
ni tampoco escribir;
ni sumar ni restar con los dedos
ni multiplicar, carita de cielo.
Tienes unos ojos niña
como ruedas de molino
que muelen los corazones
como granitos de trigo.
Resalada, dímelo, resaladina.
A tu madre le voy a decir
que no sabe leer,
ni tampoco escribir;
ni sumar ni restar con los dedos
ni multiplicar, carita de cielo.
Aunque soy chiquita y pobre
y morena de la cara,
no tengo mancha ninguna
que no me la quite el agua.
Resalada, dímelo, resaladina.
A tu madre le voy a decir
que no sabe leer,
ni tampoco escribir;
ni sumar ni restar con los dedos
ni multiplicar, carita de cielo.